Una tarde saldré,
la buscaré
y por ella
atravesaré este mundo,
porque mi corazón late profundo
por el amor suyo
que gozaré.
De la mujer mía disfrutaré
aunque con ella yo esté de segundo
que eso prefiero a estar de moribundo,
bailando siempre con ella estaré.
Y yo el mismo que sin descanso aguardo,
el momento en que decida venir
aquella a la cual le
llaman bastardo,
la que no es de sobrenombres sentir,
debido que a mí, a quien llaman Eduardo,
de igual forma tendría
que vestir.